Qué es una colposcopia

La colposcopia es una prueba médica con la que se puede examinar y ver de forma ampliada la superficie del cuello del útero o cérvix (que es la zona más baja del útero, que conecta este órgano con la vagina, y mide alrededor de 2,5-3,5 cm de largo), gracias al empleo de un colposcopio, un dispositivo similar a un microscopio provisto de luz y lentes de aumento que permiten al médico observar con detalle el interior del cuello uterino y otras áreas como la vagina y la vulva de la mujer.

La colposcopia es una herramienta importante en la detección temprana y el seguimiento de problemas cervicales. Así, esta prueba sirve para detectar cambios anormales en el tejido que podrían indicar problemas como infecciones o identificar de forma precoz posibles lesiones que se sabe que son precursoras de un cáncer, o lesiones ya cancerosas (cáncer cervical).

También permite tomar biopsias (extraer muestras) de las zonas que resulten sospechosas para estudiarlas posteriormente en el laboratorio, e incluso se pueden extirpar estas lesiones, solucionando así el problema.

Por lo general, una colposcopia se realiza en respuesta a resultados anormales en las pruebas de Papanicolaou (Pap) o pruebas de detección del virus del papiloma humano (VPH), pero también puede ser recomendada por otros motivos relacionados con la salud ginecológica de la paciente como veremos a continuación.

¿Cuándo debe hacerse una colposcopia?

La colposcopia se suele pedir o realizar en diversas situaciones relacionadas con la salud ginecológica de una mujer. Estas son las más comunes:

Resultados anormales en una prueba de Papanicolaou: generalmente, se hace una colposcopia cuando a la mujer se le ha realizado previamente una citología de cérvix –también conocida como test de Papanicolaou– en la que se han detectado células anormales que podrían ser cancerosas o precursoras de cáncer de cuello de útero. De hecho, esta prueba se considera el segundo paso de cribado del cáncer de cuello de útero tras la citología vaginal.

Pruebas de detección positivas para el virus del papiloma humano (VPH): si una mujer tiene resultados positivos en las pruebas de detección del virus del papiloma humano (VPH) y, además, presenta ciertos factores de riesgo o síntomas, se puede realizar una colposcopia para evaluar las posibles lesiones cervicales relacionadas con el VPH. Igualmente, sirve para controlar periódicamente a aquellas pacientes que tengan antecedentes de infección por VPH (virus del papiloma humano), o cáncer.

Problemas cervicales conocidos: a veces se solicita esta prueba cuando el médico sospecha la presencia de alguna patología cervical tras una revisión ginecológica, como una infección o inflamación cervical, una neoplasia intraepitelial cervical (NIC) o displasia, pólipos…o bien cuando la paciente tiene antecedentes conocidos de problemas cervicales, y se solicita una colposcopia para indagar en la causa que los provoca o para el seguimiento de estos problemas cervicales previamente diagnosticados.

Síntomas anormales: si una mujer experimenta síntomas como sangrado anormal después de las relaciones sexuales, sangrado entre períodos menstruales o sangrado posmenopáusico, el especiaista puede aconsejar una colposcopia para evaluar la causa de estos síntomas.

Vigilancia después de procedimientos cervicales previos: tras someterse a ciertos procedimientos cervicales, como una conización o una escisión electroquirúrgica (LEEP), es posible que se realice una colposcopia de seguimiento para asegurarse de que no haya recurrencia de lesiones cervicales.

Historial de infecciones de transmisión sexual (ITS): rn algunas situaciones, especialmente si una mujer tiene un historial de infecciones de transmisión sexual, el médico puede recomendar una colposcopia como parte de la evaluación de la salud ginecológica.